Por Silvia Núñez, Ambientóloga e Ingeniera Ambiental
El petróleo es un recurso natural perteneciente al grupo de los combustibles fósiles, los cuales aún continúan siendo las mayores fuentes energéticas utilizadas, aunque complementadas con otras (energía nuclear, energía hidroeléctrica, etc.). Y de entre todos los combustibles fósiles, el petróleo es el más ampliamente utilizado, así pues, es interesante conocer un poquito más acerca de él.
¿Quieres saber qué tipo de recurso es el petróleo, renovable o no renovable? Entones, continúa leyendo este interesante artículo de EcologíaVerde en el que aclaramos si el petróleo es un recurso renovable o no y contamos mucho más sobre este.
Empezamos aclarando que el petróleo NO es un recurso renovable. Pero, entonces, ¿por qué el petróleo es un recurso no renovable?
Por un lado, los recursos renovables o recursos potencialmente renovables son los que se pueden regenerar mediante procesos naturales a una velocidad superior a la de las necesidades humanas. Por otro lado, los recursos no renovables son aquellos en los que no hay reposición o la misma es extremadamente lenta, de tal modo que no es capaz de compensar el consumo por parte del ser humano. Por tanto, estos últimos están presentes en la naturaleza en cantidades limitadas.
Para el caso del petróleo, de seguir con el consumo actual y sin encontrar nuevos yacimientos petrolíferos, se estima que sus reservas se podrán llegar a agotar en torno al año 2070. Así pues, el petróleo es claramente un recurso no renovable y, por tanto, también una fuente de energía no renovable que tarda en generarse millones de años como veremos a continuación.
A modo de resumen, este es el proceso de formación del petróleo:
Una vez localizado el yacimiento y comprobada su viabilidad, se procede a la extracción del petróleo. Para ello, se emplean técnicas de perforación para hacer pozos de extracción.
El petróleo se extrae en forma de crudo, formado por una mezcla de hidrocarubros gaseosos, líquidos y sólidos, que no se puede consumir directamente. Así pues, para su utilización ha de pasar por una serie de procesos de refinado. El primero es conocido como destilación fraccionada y consiste en ir elevando la temperatura progresivamente con el fin de separar las distintas fracciones o partes que lo componen, de menor a mayor punto de ebullición: en primer lugar, se separan los productos gaseosos (butano, etano, metano, etc.) en una cámara superior, a continuación los líquidos (queroseno, fuel, gasolina, etc.) y finalmente los sólidos (betunes y alquitranes) quedan depositados en las zonas inferiores.
Los hidrocarburos así obtenidos aún no son aptos para el consumo, por lo que sufrirán después algunos tratamientos que consisten en mejorar su octanaje, es decir, la capacidad antidetonante del combustible. Finalmente, se transporta a través de los conocidos oleoductos, si bien la forma más común de transporte es mediante grandes petroleros.
El principal impacto ambiental provocado por el uso del petróleo es el asociado a la combustión de sus productos derivados. Por un lado, la combustión provoca que aumente la polución generando partículas, óxidos nitrosos, óxidos de azufre, etc. Por otro lado, se desprenden grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, cuya acumulación en la atmósfera está generando el cambio climático.
Por si esto fuera poco, el uso de los grandes barcos contenedores de petróleo tienen un alto riesgo de accidentes, teniendo los derrames de petróleo consecuencias que pueden ser ciertamente lamentables. Al ser el petróleo más ligero que el agua, en caso de escape se puede extender por las superficies marinas, lo que, en primera instancia, frena la entrada de oxígeno y elimina toda la vida existente (son las denominadas mareas negras). Algunos ejemplos de mareas negras son los naufragios de los petroleros Exxon Valdez o el Prestige y los sucesos acaecidos durante la guerra del Golfo.
A pesar de estos problemas, no podemos aún abandonar su uso, ya que gran parte de la sociedad se paralizaría. La solución pasa por ir sustituyéndolo poco a poco por otras energías alternativas que tengan un menor impacto ambiental sobre el entorno.
Por último, nos despedimos citando algunos ejemplos de recursos no renovables. Como habíamos comentado, el petróleo es un tipo de combustible fósil y un recurso no renovable. No obstante, hay dos tipos más de combustibles fósiles y también son recursos no renovables: el carbón y el gas natural. Estos, junto con la energía nuclear, constituyen los distintos tipos de fuentes de energía no renovables que existen.
Otros recursos no renovables son aquellos que se encuentran en cantidades finitas como son los minerales y también algunos tipos de rocas utilizadas en la construcción. Asimismo, se puede considerar como recurso no renovable a los acuíferos subterráneos.
Además, para aprender más sobre los recursos naturales, tanto de los no renovables como de los que sí lo son, te recomendamos estos artículos sobre Qué son los recursos no renovables y ejemplos y Qué son los recursos renovables y ejemplos.
Fuente: ecologiaverde.com