Dos buques petroleros, el Volgoneft-212 y el Volgoneft-239, se accidentaron y hundieron el 15 de diciembre en el Estrecho de Kerch, entre Crimea y la región rusa de Krasnodar, derramando aproximadamente 3.700 toneladas de fueloil. Las autoridades ucranianas calificaron el incidente como una “catástrofe ambiental”, ya que la contaminación se extendió 60 kilómetros, afectando costas y ecosistemas marinos.

Más de 5.000 personas participan en las labores de limpieza, mientras expertos advierten sobre graves impactos en peces, aves marinas y el fondo marino. Greenpeace Ucrania criticó el uso de buques obsoletos por parte de Rusia, vinculándolo con la “flota fantasma” que evade sanciones.

El gobierno ucraniano planea llevar el caso a organismos internacionales, y la UE ha impuesto sanciones a 45 buques petroleros rusos. Sin embargo, persisten preocupaciones sobre la falta de control en el transporte marítimo de crudo.

Fuente: greenpeace.org