El gran manto negro que cubrió miles de metros cuadrados en las playas y el mar de Ancón y Ventanilla en los dos últimos meses, luego del derrame de petróleo de la refinería La Pampilla, operada por Repsol, deja muerte y destrucción en el medioambiente, y miles de personas afectadas directa e indirectamente.
Ahora, un estudio inicial realizado por biólogos confirma que la población de nutrias marinas (Lontra felina) que vivía en la zona ha resultado seriamente afectada: de los 15 ejemplares que se estima habitaban el lugar, cinco han muerto y aquellos que sobrevivieron están en gran riesgo de morir debido a las secuelas que causa el petróleo en su organismo. Esta especie se encuentra considerada en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El equipo de investigadores -conformado por el biólogo marino Yuri Hooker, del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, y José Pizarro, miembro del Grupo de Especialistas en Nutrias de la UICN- visitó 23 lugares comprendidos entre la Playa Cavero (Ventanilla) hasta el límite norte de Pasamayo, que cuenta con áreas protegidas por el estado.
El informe, respaldado por la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), determinó que el fallecimiento de las cinco nutrias es consecuencia “directa” del derrame.
“Luego del derrame, se han registrado al menos seis nutrias que han sido afectadas directamente por los hidrocarburos. Tres fueron halladas muertas, flotando en el mar, al sur del balneario de Santa Rosa. Dos fueron rescatadas empetroladas en el área de playa Bahía Blanca y fueron entregadas a Serfor [Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre], aunque murieron posteriormente. Una sexta nutria fue registrada en malas condiciones en la playa de Ancón, mientras se restregaba en la arena, tratando de limpiarse del petróleo. Se desconoce el destino de este último espécimen”, detallan los autores.
Los investigadores realizaron un censo de la población de nutrias en las localidades donde se había reportado su presencia antes. Llevaron a cabo encuestas a los pescadores de las caletas de Ancón y Santa Rosa, con el objetivo de conocer la presencia de nutrias en el área de estudio.
La información obtenida fue georreferenciada en mapas. En tanto, los censos se realizaron desde embarcación y también a pie.
El resultado fue el siguiente:
Si bien hay ejemplares que murieron a solo horas o días después del derrame, los biólogos consideran que las demás se encuentran en gran peligro, porque su supervivencia depende de la calidad del medio en el que viven y este ha sido afectado en gran medida por el hidrocarburo.
El daño no solo es superficial, sino que se extiende a nivel submarino, lo que afecta finalmente la cadena alimenticia de la que forma parte la nutria, como explicamos en un informe previo. Y esta no es la única especie en peligro que ha resultado afectada: están también las aves guaneras, piqueros, cormoranes, pingüinos de Humboldt, lobos de mar, según el Sernanp. Aún no se conoce a detalle en efecto -a corto, mediano y largo plazo- en cada especie.
“Los efectos perjudiciales pueden extenderse durante más de 10 años después del incidente. Esto nos indica que, si bien algunas nutrias han sobrevivido hasta el momento, nada garantiza que puedan sobrevivir en los próximos años”, dicen los autores.
La zona evaluada por los investigadores puede albergar hasta 25 ejemplares de nutria, por lo que el efecto del vertido de petróleo podría ser incluso mayor, indican los expertos. Según estimaciones previas, entre Perú y Chile había hace 10 años unas 2.100 nutrias y 756 se encontrarían en territorio peruano.
El derrame de petróleo de Repsol vertió al mar en total 11.900 barriles, lo que contaminó 34 playas, de acuerdo con el Ministerio del Ambiente. El daño total abarca una zona de 1,800′490 m de suelo y 7,139′571 m2 de mar.