
Tragedia ambiental en Ecuador: Derrame de 25.000 barriles de petróleo contamina ríos y manglares
Marzo 14, 2025En las frías aguas del Canal Beagle, un tesoro ecológico se esconde bajo la superficie: vastos bosques de macroalgas capaces de capturar y almacenar grandes cantidades de CO₂, rivalizando incluso con la Amazonia en su capacidad para mitigar el cambio climático. Un reciente estudio científico logró mapear por primera vez estos ecosistemas submarinos, revelando su potencial como sumideros naturales de carbono azul y su rol clave en la preservación de la biodiversidad marina.
Los “pulmones azules” de Chile
Utilizando tecnología satelital y algoritmos matemáticos avanzados, investigadores lograron identificar y cuantificar la biomasa de especies como el huiro palo (Macrocystis pyrifera) y el cochayuyo (Durvillaea antarctica), algas que forman densos bosques submarinos desde Melinka hasta la isla Diego Ramírez. Estas macroalgas no solo absorben CO₂ a través de la fotosíntesis, sino que también lo almacenan en sus tejidos y en los sedimentos marinos, donde puede permanecer por siglos.
“Estos bosques son como las selvas tropicales del mar”, explicó un científico involucrado en el estudio. “Una hectárea de macroalgas puede capturar tanto o más carbono que un bosque terrestre, además de ser refugio para cientos de especies marinas”.
Biodiversidad y seguridad alimentaria
Más allá de su capacidad para combatir el calentamiento global, estos ecosistemas son vitales para la vida oceánica. Funcionan como guarderías naturales para peces, moluscos y crustáceos, sustentando las cadenas alimentarias y apoyando la pesca artesanal. Su conservación, por lo tanto, no solo beneficia al clima, sino también a las comunidades costeras que dependen de un océano saludable.
Sin embargo, estos bosques enfrentan amenazas como la acidificación de los océanos, la contaminación y la sobreexplotación. “Si desaparecen, no solo perdemos un aliado contra el cambio climático, sino también un ecosistema irremplazable”, advirtió un especialista en ecología marina.
Oportunidad para la conservación climática
El estudio abre la puerta a nuevas estrategias de protección, como la creación de bonos de carbono azul, un mecanismo que podría financiar la preservación de estos hábitats a través de inversiones en restauración marina. “Chile tiene la chance de ser pionero en valorar y proteger estos ecosistemas”, señaló un investigador. “Pero primero debemos reconocer su importancia y actuar antes de que sea tarde”.
Los bosques de macroalgas son un recordatorio de que las soluciones al cambio climático no solo están en la tierra, sino también en el mar. Su conservación podría ser una pieza clave para un futuro más sostenible, donde la naturaleza siga siendo nuestra mejor aliada.
Este reportaje se basa en investigaciones colaborativas entre universidades chilenas e internacionales, enfocadas en entender y proteger los ecosistemas marinos frente a la crisis climática.
Fuente: induambiente.com