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Septiembre 3, 2025La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de excluir el cobre refinado de un nuevo arancel del 50% sobre productos semielaborados ha generado alivio inmediato para Chile y para toda la cadena logística marítima que mueve este insumo crítico hacia el mercado norteamericano. La medida, anunciada por la administración de Donald Trump, confirma que el principal producto de exportación chileno continuará ingresando al país norteamericano sin nuevos costos aduaneros.
Esta resolución es especialmente significativa considerando que Chile fue responsable del 70,2% de las importaciones estadounidenses de cobre refinado en 2024, con envíos que superaron las 810 mil toneladas métricas, la mayoría transportadas vía marítima como carga suelta hacia los puertos del Golfo.
Impacto directo en la logística marítima y portuaria chilena
La continuidad del comercio de cobre refinado sin aranceles permite mantener estable una de las rutas marítimas más relevantes para el país. Desde terminales especializados como Puerto Ventanas, Puerto Angamos y Mejillones, miles de toneladas de cátodos de cobre son embarcadas regularmente con destino a Estados Unidos, asegurando empleo, actividad portuaria y flujos logísticos estables para navieras, agencias de aduana y operadores portuarios.
De haberse aplicado la medida sin excepciones, los efectos habrían incluido reprogramaciones de rutas, desvío de cargas a otros destinos, y mayores costos para armadores y exportadores. La exclusión del cobre refinado, por tanto, protege no solo la actividad minera, sino también a toda la infraestructura marítima chilena que depende del comercio exterior del mineral rojo.
Estabilidad para la cadena de suministro internacional
El cobre refinado es un insumo esencial para múltiples industrias en Estados Unidos: desde autos eléctricos y redes de transmisión, hasta sistemas de defensa y tecnologías limpias. La decisión de mantener libre de aranceles esta categoría mitiga la presión sobre los costos de estas industrias, pero también asegura que la cadena de suministro marítima desde Chile siga siendo un eslabón confiable.
La medida también despeja el camino para que empresas chilenas de logística, transporte y consolidación de carga sigan operando con normalidad, manteniendo sus contratos con clientes norteamericanos y fortaleciendo la reputación del corredor comercial marítimo Chile–Estados Unidos.
Persiste la incertidumbre por productos semielaborados
Aunque el cobre refinado quedó fuera del arancel, la imposición sobre otros productos semielaborados ha generado preocupación. Algunas cargas asociadas, como productos derivados o componentes metálicos parcialmente transformados, podrían verse afectadas por el nuevo régimen tributario. Esto exige un monitoreo constante por parte de exportadores y agentes logísticos, así como una coordinación estrecha con las autoridades aduaneras chilenas y estadounidenses.
Además, se espera que parte de la presión internacional sobre la medida venga también desde el ámbito marítimo, considerando que cualquier distorsión arancelaria puede tener consecuencias inmediatas en frecuencias navieras, tiempos de tránsito, disponibilidad de espacios y tarifas de flete.
Un contexto estratégico para Chile
En un escenario global donde el cobre está adquiriendo un rol estratégico clave para la transición energética, Chile no solo mantiene su posición como principal proveedor mundial, sino también como actor logístico relevante en el transporte y exportación del metal. La logística marítima sigue siendo la columna vertebral de este liderazgo.
Esta decisión refuerza la necesidad de fortalecer los puertos chilenos, asegurar rutas eficientes y continuar invirtiendo en infraestructura que permita responder con agilidad a las dinámicas comerciales internacionales.
Conclusión
La exclusión del cobre refinado del nuevo arancel estadounidense confirma la relevancia del comercio marítimo chileno en el contexto global. Para Chile, representa una oportunidad para consolidar su posición como socio confiable, no solo en términos de producción minera, sino también de logística portuaria, trazabilidad y eficiencia operativa.
El comercio marítimo internacional no se define solo en el mar, sino también en los detalles de las regulaciones y decisiones políticas. Y en este caso, el océano Pacífico sigue abierto para el cobre chileno.
