Derrames de petróleo: contaminación, impunidad y falta de protección de la tubería en la Amazonía de Perú

‘Nuestra prioridad no es salvar al planeta’: el Congo subastará tierras a las petroleras
Agosto 2, 2022
Puerto San Antonio entregó agenda del proyecto Puerto Exterior al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA)
Septiembre 2, 2022

En lo que va del año, cinco casos de vandalismo asociados a la rotura del oleoducto de Petroperú se han reportado en la parte baja del Río Marañón. En uno de los casos se contrató a empresas y trabajadores locales, una medida que se había prohibido para estas emergencias. Nuevo estudio publicado en junio y realizado en el Lote 8, en la vertiente del Marañón, resalta los riesgos de salud que implican 50 años de extracción de crudo y advierte que la polución está tan extendida que el saneamiento del daño puede ser imposible.

La noticia recorrió la comunidad nativa de Nueva Alianza la mañana del 7 de julio. En este territorio ubicado sobre el Río Marañón, en la región amazónica de Loreto, al norte del Perú, se había producido una fuga en el oleoducto que atraviesa la comunidad.

Los pobladores se apiñaron en dos canoas para hacer el corto recorrido hasta el canal donde unos 50 años atrás se había tendido el oleoducto. Un hombre se adelantó al grupo, abriéndose paso a machetazos entre la crecida hierba y la maleza que desbordaban los contornos del canal, mientras los demás pobladores lo seguían. Pronto se hizo visible una mancha negra y el olor del petróleo impregnó la atmósfera.

Al rato llegaron trabajadores en un bote, con una barrera flotante para impedir que el petróleo se desplazara corriente abajo e ingresara al Río Marañón. La barrera provenía del lugar donde se había producido una fuga anterior, en el mes de enero, a pocos kilómetros de distancia en el trayecto del oleoducto que transporta el crudo desde la Amazonía hasta la costa del Océano Pacífico.

Dos miembros de la comunidad se colocaron trajes protectores y vadearon el canal, tanteando el ducto en busca de la grieta. Eventualmente encontraron una abertura de unos 20 centímetros de largo en un costado de la tubería, bajo el agua. El tajo, dijo uno de los hombres, había sido claramente hecho con una sierra.

Apenas unos días antes, en la comunidad vecina de Monterrico, alguien había hecho 32 cortes en el oleoducto, 26 de los cuales habían perforado el metal de la tubería. El 6 de julio, un supervisor del Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (OSINERGMIN) acudió a la zona para inspeccionar el daño, acompañado por líderes de la comunidad.

“Nos sentimos muy preocupados, muy dolidos por este acto vandálico que se ha hecho en nuestra jurisdicción, porque el canal de flotación desemboca en la quebrada del Patoyacu, y al frente en ambos lados vivimos nosotros”, dijo Segundo Rodríguez Macusi, el apu de la comunidad de Monterrico. “Esperamos que se dé la remediación y el lavado” del suelo afectado, agregó, y también pidió apoyo con agua segura, alimentos y medicinas.

Con ambos incidentes, llega a cinco el número de casos de vandalismo durante este año en el oleoducto en la parte baja del Río Marañón. Son los primeros que se producen tras una serie de incidentes similares en 2016, planteando cuestiones respecto a quién está detrás de estos actos y si Petroperú está dando los pasos necesarios para proteger el oleoducto.

Leer noticia competa: elcomercio.pe